La capacidad de resolver
problemas es una habilidad necesaria para cualquiera persona en su vida diaria.
El trabajo del directivo o del gestor de una organización es inherentemente un
trabajo de resolución de problemas (toma de decisiones). Si no hubiera
problemas en la organización, no habría necesidad de gestores, por lo tanto, es
difícil de imaginar que un directivo/gestor incompetente o incapaz de resolver
problemas pueda triunfar y hacer triunfar a su organización.
Existen dos tipos de técnicas
de resolución de problemas, “analítica y creativa”. Un director/gestor efectivo
debe saber utilizar ambas técnicas, que además, requieren de habilidades
distintas.
En este artículo
vamos a desarrollar una guía para la resolución “analítica” de problemas,
teniendo en cuenta, que es el tipo de técnica que debemos utilizar de forma
continua a lo largo de una jornada laboral.
A la mayoría de las
personas, incluyendo a los gestores, no les gusta los problemas. Los problemas
consumen tiempo, crean estrés, y nunca parecen desaparecer. En realidad, la
mayoría de la gente intenta quitarse los problemas de encima tan pronto como
les sea posible. La tendencia natural es elegir la primera solución razonable
que se nos viene a la mente. Desafortunadamente, esa primera solución a menudo
no es la mejor y, aún siéndolo, seguro que es ampliamente mejorable.
La mayoría de las
personas seleccionan e implementan una solución relativamente aceptable o
simplemente satisfactoria, en vez de la “solución óptima o ideal”; sin darse
cuenta, que el corregir o mejorar una mala o regular decisión supone un coste
enorme de tiempo para la organización y tiene graves consecuencias en la
confianza en los mandos, la implicación y la moral de los trabajadores.
La mayoría de las
veces, los problemas que encaramos son complicados, multifacéticos y ambiguos.
En tales casos, se requiere de técnicas basadas en una aproximación sistemática
y lógica al problema.
Esta aproximación
requiere, al menos, de cuatro pasos:
1.
Definir el
problema.
2.
Generar
alternativas.
3.
Evaluar las
alternativas.
4.
Implementar la
solución.
1.-
Definir el Problema
Éste sería el primer
paso. Supone diagnosticar una situación de forma que pongamos el foco
sobre el problema real y no en los síntomas. Por ejemplo, imaginemos que
tenemos un empleado que constantemente se retrasa haciendo su trabajo. El problema
podría ser la “lentitud en el trabajo”, o podría ser un síntoma de un problema
subyacente como mala salud, baja moral, falta de formación o falta de incentivos.
Vemos que para definir un problema se requiere de una búsqueda exhaustiva de
información.
Algunos atributos
para una buena definición del problema:
1.
La información
objetiva debe ser claramente diferenciada de las opiniones o especulaciones.
2.
Amplia
participación. Todos los individuos involucrados son considerados fuente de
información.
3.
El problema debe
ser definido explícitamente.
4.
La definición del
problema identifica claramente el estándar o la expectativa no alcanzado.
5.
Ningún problema
es independiente de las personas. Debemos responder para quién es esto un
problema y de quién es el problema.
6.
El problema debe
ser descrito no resuelto. No podemos decir “el problema es que necesitamos
motivar a trabajadores lentos” porque el problema se plantea como una solución.
2.-
Generar Alternativas
El segundo paso es
generar soluciones alternativas. Esto supone posponer la selección de cualquier
solución hasta que se hayan propuesto varias alternativas.
Algunos atributos
para la generación de buenas alternativas:
1.
La evaluación de
las alternativas debe posponerse hasta consolidar la lista de soluciones “alternativas
relevantes”.
2.
Las alternativas
serán propuestas por todos los individuos implicados en el problema, esto mejora
la calidad de la solución y la aceptación del grupo.
3.
Las soluciones
alternativas deben ser consistentes con los objetivos y política de la
organización.
4.
Hay que tener en
cuenta las consecuencias a corto plazo, pero muy especialmente las
consecuencias a largo plazo (estrategia).
5.
Las alternativas
se construyen basándose unas en otras. Las ideas mejoran si se combinan o
modifican por otras ideas.
6.
Las alternativas
deben resolver el problema que se ha definido, el resto de problemas que no
afecten a éste directamente no deben tenerse en cuenta.
3.-
Evaluar Alternativas
Este es el tercer
paso que supone “evaluar y seleccionar la alternativa”, donde sopesaremos las
ventajas y desventajas de cada alternativa antes de tomar la decisión final.
Seleccionar la mejor
alternativa supone resolver el problema sin causar otros inesperados, saber
hasta qué punto la alternativa será aceptada y, lo que es fundamental, hasta qué
punto es posible su implementación real en la organización (capacidad organizacional
de implantación, cultura empresarial, presupuesto necesario, implicación de la
dirección de empresa).
Algunos atributos de
una buena evaluación:
1.
Determinar cuál
es la mejor solución, no una que funcione.
2.
Todas las
alternativas deben ser tenidas en consideración y evaluadas.
3.
Las alternativas
se evalúan en términos de objetivos de la organización, pero también deben
considerarse las necesidades y expectativas de los individuos implicados.
4.
Deben evaluarse
los probables efectos directos y colaterales, tanto a corto, como a largo
plazo.
5.
Finalmente, la
alternativa seleccionada debe ser establecida “explícitamente” y sin ambigüedades,
de forma que todos entiendan y acepten la decisión tomada.
4.-
Implementar la Solución
Este es el paso final
y “fundamental” de todo el proceso. Muchos gestores toman una decisión tras
arduos estudios, reuniones de personas sesudas y, finalmente, desestima evaluar
en profundidad la capacidad para implantar la decisión en el terreno.
Todo cambio va a
suponer una resistencia de algunos de aquellos que se vean afectados por la
decisión, por lo que habrá que ser muy sensibles a esa posible “resistencia al
cambio”. Los buenos gestores utilizan estrategias que maximicen la probabilidad
de aceptación e implementación de la solución encontrada por el equipo.
Algunos atributos
para la implementación y el seguimiento efectivos:
1.
La implementación
debe realizarse en el momento oportuno y en la secuencia apropiada.
2.
Usa la estrategia
de las “pequeñas victorias” para suavizar las resistencias y ganar apoyos.
3.
Pide
retroalimentación (feedback) sobre cómo está funcionando la solución.
4.
Participación del
personal afectado por el problema es imprescindible para conseguir apoyo e
implicación.
5.
Establecer medida
y monitorización (KPI,s) de la solución, considerando los efectos a corto y
largo plazo.
6.
La evaluación del
éxito está basada en la solución del problema. Aunque la solución puede traer
aparejados otros beneficios, no será exitosa la decisión si no resuelve el
problema estudiado.
La mayoría de los
gestores experimentados y con capacidad de decisión están familiarizados con las técnicas de
resolución de problemas expuestas, basadas en la búsqueda empírica de
resultados y de la racionalidad.
Desafortunadamente,
los directivos/gestores no siempre ponen en práctica o tienen capacidad (habilidades y
recursos) para aplicar estos pasos.
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