Durante los últimos años hemos estado
usando un modelo de Gestión de Personal (Management) sustentado en la secuencia "motivación,
satisfacción y rendimiento" que, hoy por hoy, se ha demostrado que ya no es válida. Los académicos nos
enseñaron:
Satisfacción (recompensa) --- Motivación --- Desempeño
(rendimiento)
Es decir, si establecemos unos
incentivos (satisfacción) al trabajo, esto conducirá obligatoriamente a una
motivación del trabajador y, por lo tanto, realizará un trabajo con un buen
rendimiento. Aparentemente todo encaja, pero vemos que no era tan sencillo como
presumíamos:
1º.- Los datos
recogidos sobre los predictores de rendimiento descubrieron que la lógica causa-efecto
de “satisfacción – motivación – rendimiento” funciona mal y establecieron
inicialmente como válido el siguiente modelo:
Motivación – Desempeño (rendimiento) – Satisfacción
(recompensa)
Es decir, sólo si tengo una
motivación previa e intrínseca para trabajar realizaré un buen trabajo, lo que
me conducirá a una recompensa personal o a través de la empresa.
2º Las
correlaciones entre estas tres variables (motivación, desempeño, satisfacción)
fue muy baja, lo que vino a sugerir que había un gran número de factores
adicionales que necesitaban ser añadidos a este modelo básico.
El factor principal que faltaba por
añadir era el de “resultados” (personales
y empresariales), eslabón intermedio entre el
rendimiento y las recompensas. Ahora se sabe que el trabajo de alto
rendimiento lleva a una alta satisfacción si los trabajadores creen que su
empresa vincula los incentivos al alto rendimiento, esto es, excelentes
resultados, y, no con cuestiones relacionadas con la antigüedad o la pertenencia
a un determinado departamento o grupo. Esto quiere decir que el trabajador tiene
que tener en evidencia que: “Quiero X y conseguiré X si realizo bien mi
trabajo”, siendo esta la única manera de conseguirlo.
Por lo tanto, las dinámicas
organizacionales asociados con el desempeño
(rendimiento) del trabajo genera el siguiente modelo revisado:
Motivación – Desempeño (rendimiento) – Resultados –
Satisfacción (recompensa)
Este modelo supone una estrategia de
motivación integradora y sinérgica (la suma de la motivación de sus trabajadores
es mayor que la motivación de sus individuos tomados individualmente), basada en que los empleados pueden ser personas con alto rendimiento y, a la
misma vez, estar personalmente satisfechas.
Todo lo anteriormente expuesto está
sustentado en varios supuestos claves
subyacentes:
1.- Los empleados, por regla general,
empiezan en un trabajo con ilusión y motivación. Por lo tanto, la falta de motivación es una respuesta
aprendida, a menudo fomentada por la creación de expectativas poco realistas,
mal entendidas por el trabajador o mal explicadas por sus jefes.
2. El papel de la gestión, de sus
jefes, es crear un ambiente de “apoyo” en la resolución de problemas en el
trabajo. La ayuda es el valor que debe
prevalecer en las relaciones gestor-empleado, no el control ni la crítica.
3. Las “recompensas” deben alentar al alto rendimiento personal que está en
consonancia con los objetivos de gestión de la empresa.
4. La motivación funciona mejor
cuando se basa en el trabajo autónomo y en la responsabilidad individual.
5. Las personas deben ser tratadas de
manera justa.
6. Los trabajadores merecen una oportuna
retroalimentación honesta por parte
de sus jefes en el desempeño del trabajo.
El modelo que defiende David A. Whetten, Kim S. Cameron (DevelopingManagement Skills) presenta la unión entre los diferentes elementos
mediante las siguientes relaciones:
Motivación –Desempeño (rendimiento)
1. Establecer metas moderadamente
difíciles que sean entendidas y aceptadas.
2. Retirada de obstáculos individuales
y organizacionales para facilitar el incremento del rendimiento.
Desempeño (rendimiento) – Resultados
3. Utilización de las recompensas y
la disciplina apropiada para extinguir un comportamiento inaceptable y fomentar
un rendimiento excepcional.
Resultados – Satisfacción (recompensas)
4. Proporcionar incentivos internos y
externos sobresalientes.
5. Distribuir equitativamente las recompensas.
6. Proporcionar recompensas oportunas
y retroalimentación específica, precisa y honesta sobre el rendimiento
individual y de grupo.
Como conclusión:
“El verdadero motor
iniciador de un trabajo de rendimiento excelente y satisfactorio para la
persona y para la organización es la motivación
intrínseca del individuo que debe ser cuidada y potenciada por la empresa”.
En los próximos artículos hablaremos
de esta interrelación de los "cuatro factores" de este modelo de
motivación en el trabajo y, también, de como introducir varios factores
adicionales que ahora sabemos que deben ser incluidos en un programa de
motivación integral.